06 – Budapest, la tragedia como turismo

24/10/23

Budapest, la ciudad que fusiona la tragedia con el turismo, no es solo un título impactante, sino también una realidad que se despliega ante nuestros ojos. A pesar de la hermosura y la vitalidad que emana de sus calles, esta metrópoli cosmopolita está impregnada de los vestigios de conflictos pasados. Uno puede pasear por sus calles y escuchar una sinfonía de idiomas extranjeros, observar la majestuosidad de su arquitectura y, al mismo tiempo, toparse con las cicatrices de la guerra.

Cada rincón de Budapest alberga una historia. Desde la división entre las antiguas ciudades de «Buda» y «Pest» por el río Danubio, pasando por trágico barrio judío, marcado por la violencia del pasado, hasta llegar a la plaza de los heroes, de ahí, pasando por cada pequeño rincón que uno transita. Pero lo que sorprende es cómo esta historia se ha convertido en un atractivo turístico, comercializada de manera ingeniosa para atraer visitantes de todo el mundo. Me recuerda un poco a Berlín, donde los fragmentos del Muro eran vendidos como souvenirs. Aunque bueno, en este caso es distinto porque supuestamente se utiliza también con el objetivo de “no olvidar”. Sin embargo, me pregunto si esta romantización de la guerra para el turismo no contribuye, en cierta medida, a la desmemoria colectiva de la violencia pasada.

Cuando estábamos con mi padre organizando el viaje, le comenté que me gustaría pasar por Budapest a conocerla. Ya que, mi abuelo nació aquí y con un gran intermedio en Argentina, murió aquí. Aparte, gracias a él y al pueblo húngaro estoy paseando por Europa sin limitaciones. Así que sentí que correspondía pasar para hacerme parte de mi ascendencia que hoy en día me abre tantas puertas.

Mi llegada a Budapest desde Novi Sad estuvo marcada por un leve estrés. (Si no leíste el capítulo de Serbia podés hacerlo desde aquí) Un comentario imprudente de un amigo de Mirko sobre la posibilidad de que me quitaran el pasaporte en la frontera por no hablar húngaro sembró dudas en mi mente. Investigué en internet, encontrando noticias sobre serbios que perdían sus pasaportes falsos en el proceso. Al final, terminé contactando al consulado húngaro en Argentina, donde hice todos los trámites para mi ciudadanía. Voy a transcribir aquí parte de la respuesta porque fue excelente (O capaz lo fue para mi por que conozco a la persona que lo dice):

“No hay manera de que te quiten el pasaporte aunque hables en chino. Vos sos ciudadano húngaro, ciudadano de la UE, porque de no ser ciudadano no tendrías el pasaporte.
No temas, levantá la cabeza con orgullo y mostrá el pasaporte si es que te lo piden”

Al final, todo resultó ser una exageración. El oficial de migraciones fue más antipático que amenazante, ignorando por completo nuestras preocupaciones lingüísticas. Podría haber sido una rana transformada en un hombre por el hechizo de un mago antiguo y solo tener capacidad de croar que ese hombre no lo habría notado. Agradezcamos que me dirigió la mirada poco más de un segundo.

Una vez en la terminal de autobuses, nos abordó un hombre ofreciendo sus servicios de transporte o no se bien que. Clásica llegada a una terminal, donde saltan de todos lados a ofrecerte cosas. Pero la intervención inesperada de dos mujeres que habían viajado con nosotros cambió el rumbo de las cosas. Resultó que íbamos en la misma dirección, y amablemente nos ofrecieron acompañarnos en su taxi. Fue una victoria de la generosidad sobre la astucia comercial. Resultaba que iban a visitar a su hija que salía a los dos días rumbo a Argentina con el novio. Por el taxi no nos cobraron un peso y quedó un contacto que nos ofreció linda información sobre la ciudad. 

Durante nuestra estancia en Budapest, experimentamos encuentros fortuitos, como el anterior, que revelaban la esencia humana en su máxima expresión. Un hombre se acercó a nosotros mientras fotografiaba una estatuilla de Kolovko y, a pesar de la barrera del idioma, se esforzó por comunicarse en inglés que también le costaba, terminó guiándonos hasta otra estatuilla cercana, mientras con cabeza, manos y hasta pies nos comunicamos. Esta interacción, aunque breve, resonó en mí como un ejemplo de la bondad intrínseca del ser humano. Aquella bondad que otras veces vemos como se escapa sin dejar rastros, haciendo tan difícil entender el razonar de ese otre.

Kolovko es un increíble artista que se dedicó a impregnar la ciudad de Budapest con pequeñas estatuillas de metal. Algunas son difíciles de ver, otras llaman más la atención. Pero están ahí, escondidas por las calles para darte la pequeña tarea de buscarlas y recorrerlas. Aparte, cada una oculta algún pequeño misterio relacionado con que son y/o donde están. Me gustó mucho lo que generó, dejo acá el link a su “página web” para que lo puedan explorar.

En cuanto al alojamiento, terminamos en casa de un anfitrión de Couchsurfing, cuya vida parecía reflejar el caos ordenado de su hogar. A pesar de nuestras diferencias iniciales, encontramos puntos en común al compartir nuestras experiencias. Nos dimos cuenta de que, aunque nuestras formas de lucha eran diferentes, compartimos una búsqueda de justicia y equidad.

Un episodio bastante memorable fue una sesión de fotos que le hice a nuestro anfitrión mientras practicaba sus «acrobacias», una serie de ejercicios físicos que desafiaban las convenciones sociales. A través de estas acciones, descubrimos la importancia de aceptar nuestra singularidad y la de los demás, reconociendo que nuestras locuras individuales son lo que nos define como seres humanos únicos. Aparte, a veces la mirada social de “el loco” (no confundir con la enfermedad) creo que la ligamos a algo malo, cuando en realidad simplemente es una discriminación para aquello que no se apega a los esquemas de la sociedad. También muchas veces usado para desacreditar aquello que “no conviene”. 

En el Tarot la carta de “El Loco” está asociada a los comienzos y a la inocencia.

En definitiva, Budapest me cautivó con su mezcla de historia, arquitectura y encuentros fortuitos. Cada esquina revelaba un nuevo tesoro arquitectónico, mientras que las marcas del tiempo y la guerra recordaban la fragilidad de la paz. En medio de esta dualidad, descubrí la belleza de la humanidad, manifestada en gestos de generosidad y comprensión mutua.

Me fui por las ramas en general, como siempre. Pero bueno, creo que una narrativa enfocada a las reflexiones de las experiencias es más interesante. Ya que descripciones más exactas de los distintos lugares hay miles en internet. También podría probar de hacer, si me sale. Comenten que les parece.

15/02/24

Me interesa observar cómo la mente, como mi mente, se agobia frente a la falta de respuestas. Yo creo en ese “confiar en el destino” y se que las cosas llegan, de alguna manera, en el momento que tienen que llegar. Pero vamos a ser sinceros, si uno solo espera, puede fallar. Y que al final te quedes como un boludo esperando en la estación un tren que directamente no existe. 

Por otro lado, el mayor problema en confiar es que la confianza no le da paz a tu mente. Tu mente tiene que estar en paz con la confianza, porque sinó, esta se la va a quitar. Así estaba mi ser interior, así que tomé la decisión de comenzar a mandar mails y más mails, mensajes y más mensajes, para concretar un siguiente paso. Todavía no hubo una respuesta concreta que me genere una firmeza en ese siguiente paso. Pero la paz ya se empieza a sentir nuevamente. Y la seguridad interna de hacia dónde ir, se fortalece. Ese siguiente paso será dado.

Aclaro, si tu mente está en paz con la confianza, recomiendo confiar. Ya que cuando uno deja ese espacio, siempre pueden aparecer cosas muy buenas que uno realmente no espera.

 


 

Cabe aclarar que los sucesos transcurren siempre en un tiempo pasado. Aquello que ha acontecido sufrió el paso del tiempo antes de ser traducido a las palabras. Lapso sobre el cual la mente ha podido analizar e interiorizar aquello que vivió desde perspectivas distintas a la espontaneidad del momento presente. Las fechas buscan darle un orden a aquello que se lee, pero igual está condicionado al desorden interno que pierde la precisión de la línea temporal.
Demás está decir que muchas cosas van a estar desordenadas y también cuenta con muchos sucesos que son adheridos en la transcripción o corrección del texto, dando avances sobre la fecha dada originalmente. Quedando a elección del lector buscar armar el rompecabezas como corresponde o simplemente leerlo dejándose llevar por la nueva cronología dada por las palabras escritas.

Por otro lado, como siempre digo, estoy abierto a comentarios acerca de todo lo que he escrito. O también es un placer que igual me escriban contando cómo están ustedes. Cualquier cosa que continué el intercambio me hace feliz y siento que enrice un montón. Todo esto puede ser en la cajita de comentarios que se encuentra aquí abajo.

Si les gusto leerme, abajo del todo, también en el pie de página, tienen otra cajita donde se pueden subscribir para recibir un mail cuando suba un articulo nuevo. Así no se lo pierden! 

Les mando un gran abrazo desde donde sea que estén viendo esto y gracias por leer!

2 comentarios

    1. Es un poco el desligarse y confiar en lo que vendrá o accionar en ese «que vendrá». Depende si uno tiene la paz y la relajación para hacerlo o necesita accionar para que esa espera no genere ansiedad.

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